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Potaje de garbanzos, receta de mi abuela, con María 2020

Ingredientes (para 8 o 10 personas)

1 botella de María 2020 (o de una añada anterior, si eres de los que guardas el vino)

1 kg de garbanzos pedrosillanos (son mis preferidos)

Gambas peladas congeladas (grandes), la cantidad que quieras

2 o 3 Huevos cocidos

½ Kg de espinacas congeladas o frescas, como quieras

2 cebollas grandes

1 tomate

1 puerro

1 l de consomé de pescado o de verduras

Sal, laurel y pimentón (dulce y picante) y un poquito de azafrán

Aunque es un plato que hacemos siempre el Viernes Santo, lo voy a poner ahora en la web porque el tiempo sigue acompañando para disfrutar de este delicioso guiso.

Como todos sabéis, somos una familia numerosa y por eso, mis cantidades suelen ser para un mínimo de ocho personas; lo siento, pero soy un desastre calculando para pocos. Lo que suelo hacer es cocinar siempre para muchos y, si me sobra, lo congelo para otra ocasión, que está igual de bueno.

Veréis en los ingredientes que nosotros no añadimos bacalao y que lo sustituimos por las gambas. Es otra manía de nuestra casa, como a mi abuela no le gustaba el bacalao, lo hizo siempre con gambas y esta receta es la que aprendí a hacer de pequeña y más o menos, sigo fiel a ella, aunque muchos de mis hijos adoran el bacalao y puede que algún año les sorprenda y añada ese pescado, aunque yo soy como mi abuela y no son fan del bacalao. También veréis que yo añado pimentón, que esta receta no suele llevarlo, pero es que a mí los guisos me entusiasman con ese saborcillo picante a pimentón, ya sea en lentejas con chorizo o en garbanzos con gambas.

Lo esencial para que quede bien este plato es que los garbanzos estén en su punto y para ello, es esencial ponerlos a remojo en agua tibia durante al menos 12 horas, completamente cubiertos de agua y fuera de la nevera. Algunos que no tienen tiempo de dejarlos 12 horas, añaden una cucharadita de bicarbonato de sodio y acortan el proceso. Yo no lo hago nunca y por eso no os puedo decir cuánto tiempo se ahorran, pero dicen que es un buen truco. Cuando ha pasado el tiempo, los escurrimos bien y los lavamos con agua tibia.

Es el momento de abrir esa botella de María 2020 que teníamos preparada para acompañarnos durante la preparación del potaje y servirnos una copa. A este proceso se suele unir alguno de los hijos que esté rondando por la cocina, que para tomarse una buena copa siempre están dispuestos. Y según los que estén, a veces me toca abrir más de una botella…

En una olla exprés ponemos las cebollas enteras, el puerro en 2 o 3 trozos y el tomate rallado, y lo rehogamos un poco, a fuego medio, con aceite de oliva virgen. Añadimos una cucharada de pimentón picante y otra de pimentón dulce y lo removemos bien, sin dejar que se queme. Añadimos los garbanzos bien escurridos y lo mezclamos todo durante unos minutos. Es el momento de poner el caldo de pescado o de verduras previamente calentado (yo suelo poner de verduras) y añadir agua caliente si es necesario, hasta que queden completamente cubiertos, como unos 4 centímetros por encima. Añadimos entonces el laurel y un poco de sal, aunque rectificaremos después.

Cerramos la olla exprés y cuando comienza a silbar, bajamos el fuego para que salga poco vapor. En la olla exprés los dejamos cociendo no más de 15 minutos (contando desde que empieza a salir el vapor) y apagamos. Dejamos que salga todo el vapor y que se pueda abrir la olla exprés con total seguridad y comprobamos que los garbanzos estén blandos. Si habéis respetado ese tiempo, tienen que estar ya tiernos.

En un bol ponemos las cebollas y el puerro, con un poquito de caldo y algún que otro garbanzo y lo trituramos con la batidora. Lo añadimos al potaje, para acabar de espesar el caldo.

A partir de entonces, los dejamos cocer lentamente en la olla, con una tapa normal, sin cubrir totalmente, y es el momento de añadir las espinacas, la sal y un poquito de azafrán.

Yo suelo dejarlo cocer muy lentamente durante dos o tres horas y añado las gambas diez o quince minutos antes de servirlo; el huevo cocido, cortado en trozos más bien grandes, lo añado justo antes de servir.

Y ya está, ¡así de fácil!

Nosotros lo tomamos como plato único, porque es muy consistente y, como en Santa Marta no perdonamos el aperitivo, no es necesario nada más.

¿Os ha gustado la receta?

-María