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Confit de pato deshuesado al estilo de mi amiga Myriam, con María 2021

Es una receta de lujo, muy fácil de hacer y que nos hace quedar de miedo en cualquier ocasión, tanto para una cena formal como para una comida entre amigos.

Además, se congela muy bien, así que es ideal para esa cena que surge de repente y que, cuando llegamos a casa, nos hace preguntarnos: pero ¿Quién me mandaría hablar e invitar a cenar a casa?

La receta es con confits ya guisados y envasados al vacío (o en lata), aunque estas navidades, mi consuegro me regaló 6 patos azulones que había cazado él, y me lancé a hacerlos. Afortunadamente me los regaló ya limpitos y preparados para cocinar, así que he de reconocer que no fue demasiado complicado.

 

Yo os voy a explicar la receta con los confits ya cocinados y, si alguno quiere que le cuente cómo guisé los patos azulones, encantada de explicárselo, pero ese es otro tema.

Por supuesto, este plato lo acompañamos con María 2021, un vino con mucha personalidad y con cuerpo, de una añada especialmente elegante, que sin duda ensalza los sabores y aromas de esta receta.

¿Qué es lo primero que hacemos?, pues como siempre, abrir la botella de María y servirnos una copa, y si tenemos algún pinche con nosotros, le invitamos también a otra copa.

Ingredientes para 12 personas:

1 confit por persona

4 cebollas

4 dientes de ajo

2 cs de harina (aunque yo no lo pongo)

Agua o mejor aún, caldo (un vaso)

Jerez seco (un vaso)

Oporto, “un chorrito”

Brandy (para las pasas), aunque luego no lo escurro y lo añado.

Salsa de soja (1/2 frasco)

Bovril (2 cs)

Pimienta

Azúcar (1 cs)

Ciruelas deshuesadas para adornar

Pasas (un buen puñado), se mojan en el brandy y se dejan engordar al menos una hora. Son también para adornar.

 

Preparación paso a paso:

En una fuente de horno ponemos los confits, con toda su grasa. Ponemos el horno a gratinar y, cuando están bien calientes, los deshuesamos. Reservamos toda la carne en la fuente de cristal de horno.

Llega el momento de preparar la salsa:

En una sartén, ponemos el fondo de aceite, calentamos a fuego medio y añadimos las cebollas muy finamente picadas, junto con los ajos igualmente picados. Dejamos que se tueste la cebolla con calma, a fuego bastante lento, como siempre, hasta que quede oscura, pero sin quemarse.

¡No os precipitéis! Disfrutad de la copa de vino mientras se hace la cebolla, que pasará bastante más de media hora… Es el momento de añadir la harina, aunque ese es un paso que yo no hago y la salsa se queda igual de espesa. Añadimos a continuación un vaso lleno de agua o de caldo, el bovril, el jerez seco, la salsa de soja, la pimienta y una cucharada de azúcar. No hace falta ponerle sal, porque la soja es muy salada, pero al final, cuando lo probemos, podemos rectificar de lo que queramos.

 

Yo le añado siempre un chorrito de oporto, porque me encanta y pienso que le va muy bien, aunque la receta original no lo lleva.

Dejamos cocer todo a fuego lento durante otra media hora, añadiendo más agua y jerez si vemos que se consume mucho. Tiene que quedar una salsa espesa y abundante. Yo la paso por la batidora, pero hay quien prefiere no pasarlo y notar la cebolla, a gusto del consumidor.

La mitad de la salsa la mezclamos con la carne deshuesada y conservamos la fuente en la nevera (o en el congelador).

Cuando los vamos a tomar, calentamos en el horno, añadimos un poco más de salsa y justo en el momento de servir añadimos el resto, muy caliente, para que se quede brillante; adornamos entonces con las ciruelas y las pasas y ya está listo para servir.

Bueno, ya está el trabajo hecho y podemos disfrutar de otra copita de María, que nos la hemos ganado… y vamos abriendo otra botella para disfrutar con los amigos.

Es un plato que acompañamos de arroz salvaje, arroz basmati o puré de patatas; con cualquiera de esos acompañamientos quedamos como reyes.

¿Te animas a hacerlo?

-María